Este año presentamos la revista "Todos (...) los Nombres" y dos libros: "Socialistas de Torre Alháquime" y "Callar al mensajero", de Fernando Romero y Francisco Espinosa respectivamente.
El acto tendrá lugar el próximo 10 de mayo a las 19:00h en la pérgola de la Feria del Libro situada en la Plaza Nueva de Sevilla.
Todos (…) los Nombres
La publicación de la revista “Todos (…) los nombres_”, coordinada por Ana Ávila Álvarez y coeditada por
Esta segunda publicación se abre con las presentaciones de Rafael López (La memoria es necesaria) y de Cecilio Gordillo (Más de tres años socializando información por la verdad, la justicia y la reparación) y con un balance del trabajo realizado durante la última fase de ejecución del proyecto (Todos los nombres… suma y sigue). Cuenta con artículos de fondo de los investigadores José María García Márquez, José Luis Gutiérrez Molina y de Paqui Maqueda Fernández, así como reflexiones y textos firmados por colaboradores del proyecto y especialistas en diversas disciplinas comprometidos con el movimiento de Recuperación de
Fernando Romero Romero: Socialistas de Torre Alháquime. De la ilusión republicana a la tragedia de
La mitad de los concejales que formaban el Ayuntamiento de Torre Alháquime en julio de 1936 fueron fusilados. Los demás tuvieron que huir del pueblo, fueron juzgados por tribunales militares y estuvieron presos en campos de concentración o en las cárceles franquistas. Ése fue el precio que pagaron por haber sido los portavoces de jornaleros sin tierra que creyeron que las reformas laborales emprendidas por el gobierno republicano-socialista transformarían las relaciones sociales en el campo y los liberarían del secular sometimiento a los señoritos del pueblo y hacendados forasteros. Para los medianos propietarios, agricultores e industriales que constituían la clase dominante de aquella pequeña comunidad rural era inadmisible que unos muertos de hambre les hubiesen arrebatado el gobierno municipal y –con la ley en la mano– los obligasen a pagar salarios más altos que nunca, a contratar a obreros que no querían o que les dijesen cómo tenían que labrar sus tierras. Por eso apoyaron incondicionalmente a los militares golpistas que –respaldados por la derecha política, por la burguesía conservadora, por los terratenientes y bendecidos por
El golpe provocó una respuesta revolucionaria. Los socialistas se armaron y colectivizaron los recursos económicos, pero durante los días rojos no hubo muertos. Nadie mató a nadie hasta que un campesino socialista cayó muerto a tiros el mismo día que
Francisco Espinosa Maestre: Callar al mensajero. La represión franquista, entre la libertad de información y el derecho al honor. Ediciones Península. ISBN: 978-84-8307-889-1.
Hay quienes no se cansan de repetirnos un día sí y el otro también que desde la transición aquí no quedó cajón por abrir, alfombra por levantar ni asunto por tratar. Y todo para no tener que reconocer que, por el contrario, la transición mantuvo como tabú el gran secreto del franquismo, que no es otro que la matanza fundacional sobre la que se edificó. Que ésta y las posibles complicaciones a que pudiera dar lugar estaba en la mente de quienes organizaron el paso de la dictadura a la democracia se comprueba simplemente observando la prisa que se dieron en aprobar la (auto)amnistía de octubre de 1977. El pasado oculto había sido borrado.
Este libro recoge doce casos de personas que acabaron en el banquillo de los acusados por no respetar lo anterior y poner nombres y apellidos a las víctimas y, sobre todo, a los responsables de la represión. Casos que van desde la propia transición, con el brutal acoso al documentalista Fernando Ruiz Vergara y su film Rocío por dar voz a los vencidos y asociar al crimen el nombre de "un gran español y un gran rociero", hasta nuestros días, en que hemos sido testigos de diversas querellas promovidas por familiares decididos a defender el honor de sus padres y abuelos por más que los servicios que prestaran fueran poco honorables.
El resultado de esta lucha demuestra que el derecho al honor no fue más que parte del botín de guerra de los vencedores y que la libertad de información no es sino un ideal que aún requiere la lucha diaria y que aguarda el momento en que
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